Incorporar la habilidad de estar presente ayuda a fijar la intención, como un ancla en el fondo del mar. La intención enfoca la atención, y la presencia plena controla la conciencia, para mantener el enfoque. Esto mantiene tu posición contra viento y marea. Es la persistencia y la constancia, tan necesarias para llegar a objetivos.
Las intenciones son poderosas e impulsivas y para gobernarlas es útil tener modelos mentales realistas y constructivos de lo que quieres hacer.
Déjame hacerte el siguiente juego: imagina que desciendes por una montaña esquiando, y observate si ¿eres más el que se fija en los espacios entre los árboles? (por ejemplo «respirar antes de una reunión», «repasar los datos», etc), o más bien ¿te percatas más en los árboles mismos? (centrarte en los nervios, en lo que pensarán los demás, etc).
Un modelo constructivo se centra en las soluciones (repasa los datos y respira antes de hablar en público) y menos en los obstáculos (los nervios, lo que pensarán los demás …). y es la intención de entrenar la atención el primer paso, si no quieres que el viento te desestabilice y los árboles se conviertan en gigantes.